«Cuando todo el mundo entiende y posee un lenguaje común desarrollado naturalmente a través de los siglos, como lo es el de la tonalidad en música con todas sus extensiones, posibilidades y riquezas, no hay necesidad ni de inventarse uno artificial y no compartido para intentar vana y absurdamente comunicarse ni mucho menos de declarar que el lenguaje común está agotado. Los lenguajes comunes no están nunca agotados, los que lo están son los que no tienen nada que decir a través de ellos.» [Agustín Barahona]
«La atonalidad no es un sistema natural, sino un contrasistema artificial, ya que para existir tiene que evitar conscientemente toda estructura y funcionalidad tonales» [Agustín Barahona]
«En Música, tonalidad y atonalidad son situaciones graduales de orden estructurado que, por lo tanto, pueden ir desde la más absoluta y extrema tonalidad hasta la más absoluta y extrema atonalidad, del mismo modo en que puede procederse gradualmente desde el más riguroso orden y jerarquía funcional al más extremo, desestructurado y distrópico caos. Ambas representan los extremos de la eficacia presente o ausente de la comuncación musical, ya que para que la combinatoria significante y distintiva en cualquier proceso semiótico sea eficiente ha de estar basada necesariamente en un conjunto discreto y finito de signos cuyas relaciones sean predecibles por emisor y receptor, siendo precisamente esto en lo que consiste la economía y productividad lingüísticas en toda comunicación articulada, mecanismos naturales que sólo los necios, los ignorantes o los farsantes pretenden negar o desvirtuar.» [Agustín Barahona]