«La pertinencia para decir la verdad así como el savoir faire necesario para decirla son esenciales en sociedad, qué duda cabe. Sin embargo, el problema es que es muy difícil dominar ese arte porque la experiencia muestra que los receptores son tan variados como personas tiene el mundo y, a la vez, no hay muchos universales que puedan deducirse cuyo dominio ofrezca garantías de no hacer daño o no ofender, toda vez que el daño y la ofensa la mayoría de las veces descansan más en el modo en que el sujeto percibe y comprende personalmente la información que en el modo en que el informador la emite, por cuidadoso que sea. Es un verdadero problema que hay que tener siempre en cuenta hasta donde podamos y que, sin embargo, no garantiza jamás éxito alguno.» [Agustín Barahaona]