«Cuando empecé a verlo empecé a reirme y ya no paré. Auténtico como la vida misma! 😀 Traslada al lenguaje de los gestos faciales algo que parece universal como es gran parte del contenido relevante del modo en que articulamos los significados de la música cuando la sentimos. Y aunque dicha traslación no tiene que coincidir necesariamente, puesto que es el modo en que él siente esa música, lo gracioso es que reconocemos su vocabulario e incluso su sintaxis, a nada que nos detengamos. ¡Fabuloso!» [Agustín Barahona]
«El planteamiento de este intento pueril de diatriba «contra» los que intentamos que los animales no sean salvajemente ultrajados es igual que si alguien dijera ahora que porque entre los taurinos haya muchos criminales de guerra, psicópatas agresivos y otras tipologías de las que la humanidad puede ampliamente avergonzarse, ser taurino fuera malo por eso (o incluso que se llegara a decir que «todos los taurinos son gente depravada de esas categorías») No. No es cierto. Y para cualquier persona inteligente es clara limpiamente obvio que ése no es el tema. Entre los taurinos y antitaurinos puede haber personas de todo tipo. Ser taurino no es malo por el tipo de personas que puedan ser taurinas: es malo por lo que en sí mismo implica ser taurino, por las barbaridades de que se participa y fomenta intentando disfrazarlas de «arte». No por nada más… ni menos.» [Agustín Barahona]
En respuesta al artículo «El gran negocio antitaurino».
«Es tan evidente lo torticero de este escrito que casi no merecería la pena comentarlo. Simplemente diré un par de cosas. No sé de dónde se ha sacado esa definición de «tortura», pero la que da el RAE es «1. f. Grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo». Es decir, que castigar al toro de esa manera es tortura. Así de simple (e intentar modificar esta definición básica podría hacer aceptar como no tortura un montón de situaciones abominables que a todos nos vienen a la mente). Y mucho más si el afligirle ese ultraje es, como insinúa el articulista, por el solo hecho de que sea un animal grande o peligroso, porque aplicando entonces la misma lógica deberíamos aprisionar «preventivamente» a toda persona grande y con capacidad para lesionarnos gravemente y someterla a «nobles» castigos semejantes a los que se somete al toro en la plaza. Por otro lado, mientras el toro no decida…» [Agustín Barahona]
Véase el artículo para el que esta reflexión es respuesta en: La tauromaquia no es tortura | HOY | Noticias del Ecuador y el mundo | Ecuador – Quito – Guayaquil.