«Tras el debate a dos de ayer –Sánchez-Rajoy– se requiere una precisión léxica. Parece que a fuerza de no practicar, algunos se han olvidado de lo que significa ser decente. Ser decente no es sólo no robar, es muchas cosas más. Ser decente es ser justo, ser honesto, ser como corresponde o es lícito ser en una determinada situación, ser limpio en todos los sentidos, ser digno y obrar dignamente, ser adecuado cualitativa y cuantitativamente. Como puede verse, ninguna de estas cualidades está directamente asociada al latrocinio privativamente, sino que más bien lo están a las condiciones necesarias que debe tener un buen político. Y es aún menos confundible el adjetivo cuando viene precedido y precisado por un retrato de todo lo que se considera que una persona ha hecho que no es decente. Una cosa es insultar y muy otra describir» [Agustín Barahona]
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