«Tristemente, en el mejor de los casos, la única explicación plausible es que las (ir)responsables de dichas carteras y todos sus asesores, así como las personas que compartieron públicamente la misma infundamentada opinión que estas dos señoras, son personas no ya sin la preparación necesaria para ostentar dicho cargo, sino sin el mobiliario mental mínimo necesario para reconocer cuándo lo que alguien te dice es verdad, es decir, cuándo no puede ser negado racionalmente. En resumen, que las ministras –y sus séquitos de asesores al completo– son unas ineptas para sus respectivos cargos.
Para poder gobernar un país hace falta algo más que una supuesta preasumida buena voluntad y ser mayor de edad. Hace falta ser honestos, eficaces y justos. Y no se puede ser justo y honesto si no se es a la vez eficaz y, para ello, persona necesariamente preparada a nivel lógico y con conocimiento demostrable de cómo funciona realmente el mundo. Ser negacionistas gratuítos de lo obvio y lo lógico es tan peligroso como ser negacionistas de que la Tierra es un esferoide.
Verdaderamente, a muchas de las gentes que actualmente están en el mundo metidas a fingir que son políticos les falta más de un hervor.»
[Agustín Barahona]
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