«Como ya dije, sitios como change org y similares no tienen ningún sentido legalmente en España, pues nuestras normas no legitiman bajo ningún aspecto las peticiones hechas por medio de sus herramientas. Para la empresa es sólo un medio de hacer una estadística poco fiable –se hace sin DNI digital– y de ganar dinero. Para la gente es sólo un medio de desahogarse y ceder el uso de sus datos personales a terceros. Es sólo un entretenimiento lucrativo que nos ponen como zanahoria de burro para bajar tensiones. Así no se puede cambiar el mundo. Hay que hacer cosas que funcionen de verdad.» [Agustin Barahona]
Para que un sitio de éstos tuviera alguna utilidad legal debería poder demostrar que cada firma es fehaciente, es decir, es relacionable única y exclusivamente con una única persona identificable, para que pueda darse fé de la autenticidad de dicha firma. Para lo cual sólo puede usarse en la práctica el DNI digital. En segundo lugar, sólo funcionaría para las peticiones de legislación por iniciativa popular, recogiendo así el número de firmas necesario para iniciar el trámite. Sin embargo, la legislación española permite incluso –por si la gente no lo sabe aún– que el presidente del gobierno ningunee los cientos de miles de firmas que hubiera podido recogerse, incluso aunque llegaran a la cifra requerida para poder iniciar el trámite de dicha petición de legislación a iniciativa de la ciudadanía. Como he dicho en infinidad de ocasiones, mientras el sistema perverso en que nos movemos –y creado perverso conscientemente desde el principio– no sea cambiado por uno que no lo sea, no habrá ***nada*** que hacer.