Los buenismos, paradójicamente, jamás han sido algo bueno.

«Intentar defender la diversidad, la igualdad, la pluralidad y la concordia ante quienes no respetan valores puede ser aprovechado para destruirnos.

Quizá sería más prudente defender la legalidad vigente, la justicia, la razón y el conocimiento real.

Y esto es así ya que

  • defender la diversidad no garantiza que en ella no pueda estar la ilegalidad;
  • defender la igualdad implica defender la injusticia, porque es injusto pretender hacer igual lo desigual;
  • defender la pluralidad implica defender todo lo malo que esa pluralidad conlleva, incluído la irracionalidad –mucho más plural de lo que hasta ahora parecía–; y
  • defender la concordia implica pretender que concuerden la falsedad con la verdad, que concuerden lo que es fácilmente refutable con lo que no se puede negar racionalmente, lo cual es ontológica y pragmáticamente imposible.

Por muy buenas pretensiones que tengamos el enemigo siempre las utilizará en contra de nosotros, como una debilidad, si nos desenfocamos.

Historia magistra vitae est.» [Agustín Barahona]

octubre 26, 2017 a las 11:02 pm por Agustín Barahona
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