«»SI LA CULTURA ES INÚTIL ENTONCES USTED QUE SE DEDICA A ELLA ES UN INÚTIL, CON TODOS MIS RESPETOS» – Esa fue mi respuesta inmediata, pero calmada, en mis años de estudiante a un conocidísimo profesor de Historia y Estética de la Música cuyo nombre no revelaré ahora –se dice el pecado pero no el pecador– que afirmaba que las artes y la cultura en general eran inútiles, lo cual es una obvia barbaridad de dimensiones desproporcionadas. Hoy no le habría dicho eso, por supuesto, sino simplemente que si la cultura es inútil él no se dedicaba a cosas útiles Parece que, afortunadamente, no era yo el único que andaba por la época con reflexiones parecidas en contra de las tonterías que nos tocó tragar y ahora se ha publicado un libro «La utilidad de lo inútil», de Nuccio Ordine, que avisa de que «Si dejamos que nos roben el legado de nuestros antepasados y que se mutile el conocimiento no es que dejemos de ser personas cultivadas: es que las generaciones futuras dejarán de ser personas en sentido estricto.» Juicio que comparto en su totalidad y que difundo habitualmente.
Destaco del artículo, lo siguiente: «La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles. “El hecho de ser inmunes [dichos saberes] a toda aspiración al beneficio” constituye, según el autor, “una forma de resistencia a los egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil, que ha llegado incluso a corromper nuestras relaciones sociales y nuestros afectos más íntimos”.» Reflexión que no sólo comparto en su totalidad sino que, como el resto de las otras ideas que cito, llevo extendiendo por internet desde hace lustros.
Termino destacando una idea del autor que forma parte de mi ideario desde que era un adolescente: «“no se viene a la universidad a obtener un diploma, sino a intentar ser mejores, esto es, a aprender a razonar de forma autónoma”».» [Agustin Barahona]
Adriana Tanus: El libro que citas es una delicia. El recorrido que hace Ordine citando a filosofos, escitores y pensadores que a lo largo de la historia han defendido la importancia de lo «inutiil» es fascinante. Y una vez mas nos damos cuenta que no hemos evolucionado gran cosa. Por dejar aqui algunas citas, ya Zhuang-zi (siglo IV a.C), y cito a Ordine, «el filosofo chino se detiene a menudo en el tema de la inutilidad. Hablando, por ejemplo, de la vida secular de un arbol («Es, por lo visto madera inutil. Asi ha podido crecer tan corpulento. ¡Ah! por eso los hombres espirituales no quieres ser personas utiles») muestra que con mucha frecuencia precisamente «ser buena madera es su desgracia». Y en un brevisimo intercambio de frases con el sofista Hui-zi, se subrayan los limites de una humanidad que pretende saber a la perfeccion que es lo util sin conocer, en cambio, la imporancia de lo inutil: Hui-zi dijo a Zhuang-zi: «La doctrina de su Merced no es util para nada». Zhuang-zi contesto: «Solo cuando se conoce la inutilidad puede comenzarse a hablar de la utilidad»»
Tambien muy de actualidad la cita sobre las reflexiones de Ionesco y la humanidad extraviada que ha perdido el sentido de la vida «Mirad las personas que corren afanosas por las calles. No miran ni a derecha nia izquierda, con gesto preocupado, los ojos fijos en el suelo como perros. Se lanzan hacia adelante, sin mirar ante si, pues recorren maquinalmente el trayecto. […] El hombre moderno, universal, es un hombre apurado, no tiene tiempo, es prisionero de la necesidad, no comprende que algo pueda no ser util; no comprende tampoco que, en el fondo, lo util puede ser un peso inutil, agobiante. Si no se comprende la utilidad de lo inutil, la inutilidad de lo util, no se comprende el arte.
Copiaria todo el libro, con gran placer, pero lo teneis en Acantilado (como no podia ser de otra manera). Impagables las reflexiones de Victor Hugo sobre los recortes en educacion y arte. Un saludo!
Santiago Urbana: A mi no se me ocurre nada más provechoso que lo que Vargas Llosa llama la alta cultura.
Y dentro de ella la música es la que educa la otra cara del lenguaje.
Uséase, la de los sonidos que comunican emociones y que nos cuentan cosas con esas emociones.
A qué más?