«Los compositores que dicen que la gran música no sirve para el cine porque destruye la película parece más bien que estuvieran intentando justificar sus propias limitaciones que hablando de una regla lógica y constatable. Por un lado, intentan con ello descatalogar de ‘gran música‘, sin ninguna justificación o demostración analítica, la de todas las obras maestras del séptimo arte que han sido reconocidas como tales por los especialistas de música culta y premiadas en diversos certámenes. Y, por otro lado, están asumiendo que los grandes compositores no pueden crear gran música o bien porque ésta no debe supeditarse a nada más que a sí misma, como si no fuera posible crear gran música que se ajuste a las necesidades de una narrativa –lo cual es falso, pues es perfectamente posible, sólo que es muchísimo más difícil que hacer música independiente, siendo un poco la postura de la zorra de Esopo que decía que no valía la pena esforzarse en conseguir las uvas porque estaban verdes–, o bien porque fuera imposible que pudieran convivir dos obras de arte en perfecta simbiosis contando una misma historia en un mismo escenario e interpotenciándose la una a la otra. Un verdadero músico con oficio puede hacer todo esto y mucho más, tal como la historia del cine se ha encargado de demostrar.» [Agustín Barahona]
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