¡Felices Reyes Magos!
Pero no crean que este texto entre interjecciones es algo relacionado con el día en que se publica. No. Es sólo un modo de poder publicar algo que a muchos resulta incómodo leer porque tienen espíritu de cortesanos. Así mi mensaje queda mimetizado bajo otro de homónimo texto, para no herir más susceptibilidades que las estrictamente necesarias 😉
Pero mejor paso a explicar el por qué de la reunión de estas tres palabras en una sola frase sin que en realidad signifiquen lo que en este día podrían parecer significar.
Porque significan más, mucho más que eso.
Reyes porque alguna tiranía no elegida y consentida los puso ahí como tales, igualmente no elegidos y consentidos… ¡muy consentidos!
Magos, porque han de serlo para poder ser reyes en un mundo que hace tiempo que no sólo no los necesita sino que se ha dado cuenta de que estorban para una mejor y más coherente gestión democrática de nuestro presente y futuro. Y a pesar de ello… ¡ahí siguen pegados a un trono ya casi hecho polvo por los siglos, las traiciones y las compra-ventas del mismo!
Y felices porque dado el contexto recién descrito deberían serlo por poder aún seguir ejerciendo como reyes cuando la institución da sus últimos e irreversibles estertores históricos. Y con toda su vida pagada por nosotros, sus súbditos, y protegidos ellos por todo tipo de garantías únicas mientras proclaman que todos los españoles somos iguales ante la ley.
Ah, y por cierto, aprovechando que hoy es 6 de enero ¡felicidades a Melchor, Gaspar y Baltasar, que ni eran reyes, ni eran magos –eran mags, es decir, seguidores del culto zoroastriano, en ningún sitio se dice ni que fueran reyes ni que fueran tres, o sea, las viejas religiones supuestamente rindiendo pleitesía al nuevo rey en la fantasía cristiano-católica– ni deben de estar muy felices de ver cómo está el mundo!
Felices reyes magos…., puede que sí. Pero me da la impresión de que ¡ya no por mucho tiempo!
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