«Un país –la gente en general– sólo funciona bien sin irracionalidades, porque éstas impiden comprender cómo funciona el mundo de verdad. Mientras haya gente «hechizada» por cosas falsas habrá que deshechizarla si se quiere un país unido, un mundo unido. Y no hay que abandonar ni un sólo segundo el ejercicio de la justicia o la injusticia campará por sus fueros. La ignorancia de ésta no exime de su cumplimiento. Una justicia con excepciones no es justicia. Así pues, la solución siempre ha sido, es y será: Educación, Educación, Educación.
Educación no es buenos modales: eso es urbanidad. Educación es dotar a la gente de herramientas para que puedan tener los medios adecuados para conocer el mundo por sí mismos, para que puedan discernir, para que puedan actuar correctamente y para que puedan ser críticos. No es, ni jamás ha sido, enseñar qué pensar, sino enseñar a pensar.» [Agustín Barahona]
Una religión no es la única tipología de irracionalidad que puede afectar profundamente de modo retrasante para la civilización. Mucho cuidado. Generalmente las cosas malas que no podemos identificar con nombre y apellidos suelen tener efectos más impunes. Pero hay que acabar con toda forma de irracionalidad comenzando por nosotros mismos. Cada día.