«El planteamiento de este intento pueril de diatriba «contra» los que intentamos que los animales no sean salvajemente ultrajados es igual que si alguien dijera ahora que porque entre los taurinos haya muchos criminales de guerra, psicópatas agresivos y otras tipologías de las que la humanidad puede ampliamente avergonzarse, ser taurino fuera malo por eso (o incluso que se llegara a decir que «todos los taurinos son gente depravada de esas categorías») No. No es cierto. Y para cualquier persona inteligente es clara limpiamente obvio que ése no es el tema. Entre los taurinos y antitaurinos puede haber personas de todo tipo. Ser taurino no es malo por el tipo de personas que puedan ser taurinas: es malo por lo que en sí mismo implica ser taurino, por las barbaridades de que se participa y fomenta intentando disfrazarlas de «arte». No por nada más… ni menos.» [Agustín Barahona]
En respuesta al artículo «El gran negocio antitaurino».
Javier Del Río Meijide: Supongo que cuando la gente se hace más sensible hacia los animales y hacia su maltrato es lógico que quieran tener alguno y compren o adopten, y no creo que haya una segunda intención por parte de nadie. Aquí el único «negocio» es intentar conseguir que se deje de maltratar a los animales, haciendo una fiesta de ello, y, sí, sensibilizando a la gente porque hay muchas personas (aunque no suficientes) que cambiaron su opinión, ¿por qué no? En cualquier caso, como ya expuso otra persona, entre los taurinos y antitaurinos hay personas de todo tipo, faltaría más, lo que se rechaza aquí es la tauromaquia y derivados, en donde se festeje la crueldad, el sufrimiento y la lenta agonía de un animal.
Los piscólogos afirman que quienes, incluso cuando son niños, son capaces de perpetrar conscientemente atrocidades contra los animales y disfrutar con ello suelen ser personalidades que albergan diversas psicopatías en potencia…. o incluso ya manifiestas.