«Cuando se hacen unas elecciones para cubrir simultáneamente puestos de relevancia en un equipo directivo deberían ser los gobernados quienes eligieran con conocimiento de causa y verdadera expertise a quienes deben ocupar cada cargo de modo que los candidatos sean reales y sean verdaderos expertos en lo que van a detentar. Sin partido político alguno que considerar, pues no hacen falta para nada y habría que retirarlos por completo del poder dejándolos como meros clubes. Quiero decir, los candidatos no se presentarían representando a ningún partido político sino sólo a sí mismos, en un estado en donde no gobernaran ya jamás los partidos políticos.
De ese modo se pueden mantener las listas abiertas que deben mantenerse. Y de ese modo también el que fuera elegido como responsable principal jamás podría decir que tiene un equipo en el que no podría confiar por no tener las habilidades que considerase necesarias, ya que todos habrían optado a cada uno de los puestos habiéndoles sido requeridas esas habilidades como conditio sine qua non desde antes de que se constituyeran las candidaturas.
Así es como se constituye una cúpula de gobierno de la que sea verdaderamente responsable el pueblo y que sean verdaderamente responsables y eficientes para el pueblo y para el gobernante principal.
Este sistema es idóneo para elegir presidente de una nación y sus ministros, todos con listas abiertas y los requerimientos para cada puesto, elaborados por equipos jurídicos contratados por méritos por los ciudadanos, expuestos de antemano para que sólo los que se ajusten a los requerimientos puedan acceder. Como si fuera una especie de oposición para el puesto de presidente y ministros donde cualquiera pudiera comprobar los méritos y competencia reales de cada aspirante.
Si además la propaganda para la elección estuviera restringida a un solo sitio web oficial nos sería baratísima a todos los españoles y todos los candidatos tendrían el mismo número de oportunidades y no haría falta para nada la tramposa ley D’Hondt.
Diseñar un nuevo y justo país si conoces como funciona el mundo y cómo debería funcionar para que fuera justo no es una tarea realmente difícil o intensa. Simplemente es multimodular y compleja, pero los principios con los que armar el mecano son muy sencillos si tienes voluntad de hacer las cosas bien y has reflexionado profundamente en el qué y en el cómo.» [Agustín Barahona]
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