«Para que pueda darse el mayor marcador de falta de salud democrática, la corrupción, hacen falta dos cosas: seres humanos corruptibles y un sistema que permita la corrupción. Si una de las dos cosas falta la corrupción es imposible.
Para evitar en lo posible lo primero hace falta Conocimiento. Una educación realizada por especialistas que dote de las necesarias herramientas emocionales y mentales para que cualquier persona pueda por sí misma vivenciar y comprender cómo funciona el mundo y nuestra íntima interdependencia en cualquiera de nuestras acciones.
Para evitar en lo posible lo segundo hace falta un nuevo sistema que garantice la máxima seguridad de que sea imposible que las cucarachas puedan encontrar oscuras rendijas en las que alojarse, poner sus huevos y desarrollarse invisibles hasta que ya es demasiado tarde para simples limpiezas básicas.
Pero, por supuesto, la salud democrática no es más que uno de los muchos elementos necesarios para que se pueda dar la oportunidad de un buen gobierno. Con salud pero sin técnicas especializadas y objetivos claros y eficaces de bienestar y crecimiento común no haremos nunca nada más que fomentar una paulatina y degenerativa insalubridad por desgaste y extravío psicológico, que acabará matando nuestra civilización tan duramente conseguida a través de miles de años de sufrimiento, esfuerzo e inteligencia sociocultural.» [Agustín Barahona]
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