«El perfeccionamiento de un lenguaje consiste en su adaptabilidad automática a sus fines comunicativos. Si una lengua no está adaptada a sus fines comunicativos en un momento dado se perfecciona mediante una serie de procedimientos internos que se dan en la práctica casi de modo automático en su seno por el principio de economía, pues –por ejemplo, pero se podrían dar otras decenas de ejemplos y mecanismos bien conocidos en la Lingüísica General– dos estructuras con la misma finalidad tienden a no pervivir juntas, prevaleciendo siempre una de ambas, en ausencia de fuerzas externas, cuando una de las dos es más económica de medios o se ajusta más a las necesidades del hablante en ese momento. Esos mecanismos de perfeccionamiento son producidos de modo natural sin la participación de decisiones arbitrarias de los hablantes. Por lo tanto cualquier lenguaje se perfecciona en ese sentido, pues mantiene un nivel de perfección que lo hace eficaz a los fines de la comunicación.» [Agustín Barahona]
«Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.- Déjalo salir a raudales – decía-. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra.»
«El lector que abra El café de los corazones rotos esperando encontrar una novela romántica se llevará una pequeña decepción porque, si bien esta historia trata de amor, no se refiere al amor romántico, de pareja, sino al amor por uno mismo y al que desborda por la mirada de quién sabe ver a los demás con cariño y confianza. Hasta la fecha, este es el único libro de Penelope Stokes traducido al castellano y se trata de una novela amable y simpática, de escritura cálida y mensaje sencillo. Lo mejor de su argumento es que casi todos los personajes son personas que han llegado a la madurez y que tienen mucho que ofrecerse unos a otros. Y que Dell, la encantadora protagonista, comprende que lleva tiempo llena de oscuridad, que no escucha a sus amigos, y que debe deshacerse primero de algún lastre nocivo para poder confiar en los demás. El valor de la metáfora es que Dell no se cambia de peinado, pierde peso y se compra un par de vestidos nuevos como suele pasar con las heroínas tristes de la literatura romántica sino que decide cambiar desde dentro, buscando el origen de su miedo y su rabia. Esta falta de pretensiones, la ausencia de artificio, es lo que convierte a los personajes y al mismo argumento en una lectura simpática y amena, sin trampas de ninguna clase. Y las recetas de Dell, incluidas en las últimas páginas de la novela, son un toque de color muy dulce.» (Continúa leyendo en el artículo)
vía Serendipia: El café de los corazones rotos de Penelope Stokes.
«Cada vez que entorno a las producciones sonoras caóticas alguien habla de la calidad de éstas en su factura no puedo evitar pensar de inmediato que no cabe otra explicación que el que se están refiriendo a que sus creadores probablemente deben de presentar en papel cuché con letras ornamentadas en pan de oro la cuenta detallada del dinero que reclaman cobrar por tales farsas que la post-lítica [sic] y el esnobismo imponen a la sociedad» [Agustín Barahona]