«Muchas veces es muy difícil distinguir si en vez de un buen director se trata simplemente de una muy buena orquesta formada por muy buenos músicos con una gran inteligencia y oficio para captar el sentido de la obra siguiendo fiel y respetuosamente las posibilidades instruídas notacional y detalladamente por el compositor y su propio estilo» [Agustín Barahona]
«La atonalidad no es un sistema natural, sino un contrasistema artificial, ya que para existir tiene que evitar conscientemente toda estructura y funcionalidad tonales» [Agustín Barahona]
Destaco: «Analizaré al acabar la temporada toda su etapa en el Real. Por ahora sólo apuntaré varios hechos. Entre los negativos, un déficit acumulado que supera ampliamente los 15 millones de euros; el desastre económico de “San Francisco de Asís”; una reducción de la taquilla a pesar del continuo incremento de precios así como de abonos y ocupación; la prácticamente nula recuperación de nuestro patrimonio a favor de experimentos antiespañoles como “Montezuma”, “La conquista de México” o “The Indian Queen”; la escasa coproducción con teatros de relieve como Covent Garden, Viena o Scala a favor de otros menores como como Perlm; el abuso del “amiguismo” en registas, directores musicales e intérpretes. Entre los positivos, la ambición intelectual en la programación y su ansia renovadora; algunas producciones sobresalientes como “Pelleas” con Wilson; la atención a la composición actual, si bien se podía haber mejorado la selección de autores, y la permanente presencia de él y del teatro en los medios nacionales e internacionales. Bien es verdad que a estos se les invitó mucho más que en etapas anteriores. Con él se cumplió el “Que se hable, aunque sea mal”, porque la agitación y la polémica eran algo que realmente le hacían disfrutar, aunque llevó muy mal la discrepancia de Scherzo y Beckmesser. Supongo que él mismo, al final, debió de ser consciente que para polemizar hay que dominar el idioma y muchos, muchos de sus errores vinieron de su limitado español. Pero él se pasaba de atrevido. Muchos recordarán aquella multitudinaria y eterna presentación de temporada con la prensa rodeándole en rectángulo y él en el centro como estrella absoluta. Se equivocaba: la estrella en la ópera no debe ser nunca el director artístico. Descanse en paz.» [Gonzalo Alonso]