«Si los dirigentes no fueran mercachifles y fueran gentes humildes que cobraran exactamente el sueldo mínimo interprofesional con los complementos propios de la cualificación de estudios que se requieran para cubrir su puesto –y sin lujo alguno, de ningún tipo, con todo bien recortado bajo mínimos– y con penas y castigos por delitos y faltas que fueran acordes a la responsabilidad social que corresponde a un dirigente, que es –debería ser– siempre mayor, tendría algún sentido que se quisiera hacer una reforma… desde arriba hacia abajo, nunca al revés. Quienes tienen que dar ejemplo de restricción, recato, economía, porporción y justicia son los dirigentes, para que así la ciudadanía entera los siga sin pestañear. Pero me temo que lo que estamos viviendo es todo lo contrario, un evidente secuestro y venta de una España desguazada cada segundo basado en un abuso dotado desde la propia Constitución a la última norma derivada de ella.» [Agustin Barahona]

enero 16, 2014 a las 4:42 pm por Agustín Barahona
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