La embustera edil Marta Torrecillas que hizo acusaciones falsas       Cataluna in Spain (plus Canarias).svg

– Spain is a Western democracy and its Catalan citizens vote frequently. In fact, counting with European, national, regional and municipal elections they have voted 6 times in the last five years.

– In the last regional elections, the pro-secession parties decided to unite around a single issue –independence– and not only failed to obtain a majority of votes, but also lost votes in relation to the previous elections. Surveys, including those paid by the separatists, show that support for independence is a minority and declining.

– The autonomous region of Catalonia is not «oppressed». It is one of the most prosperous regions of Spain and its citizens enjoy a high standard of living and one of the highest degrees of self-government in any region of Europe.

– The party that traditionally led the regional government of Catalonia has used over the last 30 years public money to promote a separatist agenda through education and local media and has been illegally funded with a corrupt scheme in which contractors had to pay bribes at least 3% of any public work.

– The region of Catalonia has never historically existed as an independent political entity. It was part of the Kingdom of Aragon, which merged dynamically with the Kingdom of Castile in 1492 to create the Spain we know today. There is no «union», as in the UK. Catalonia is Spain what Rousillon is to France or Cornwall to England.

– Spain is a parliamentary democracy, with a constitution that can be amended. A vote on territorial secession would require such amendment and the support of a qualified majority of Spaniards.

– No country or international organization (with the exception of Nicolás Maduro in Venezuela) has supported this movement.

Then, you will surely ask yourself why the fuss?

As the economy improves and support for independence declines, the separatists fear «losing the train» and, breaking with Spanish and regional laws, have embarked on a campaign to present the central government as «evil» for not allowing a regional referendum that does not comply with the constitution (widely approved throughout Spain, including Catalonia). This Machiavellian noise also hides the regional corruption scandals and tries to present the separatists as victims in the next general elections.


 

– España es una democracia occidental y sus ciudadanos catalanes votan con frecuencia. De hecho, entre elecciones europeas, nacionales, regionales y municipales han votado 6 veces en los últimos cinco años.

– En las últimas elecciones regionales, los partidos pro-secesión decidieron unirse en torno a un solo tema –independencia– y no sólo no lograron obtener la mayoría de los votos, sino que también perdieron votos en relación con las elecciones anteriores. Las encuestas, incluso las pagadas por los separatistas, demuestran que el apoyo a la independencia es una minoría y en declive.

– La región autónoma de Cataluña no está «oprimida». Es una de las regiones más prósperas de España y sus ciudadanos disfrutan de un alto nivel de vida y uno de los más altos grados de autogobierno de cualquier región de Europa.

– El partido el cual tradicionalmente dirigía el gobierno regional de Cataluña ha utilizado durante los últimos 30 años dinero público para promover una agenda separatista a través de la educación y los medios locales y se ha financiado ilegalmente con un esquema corrupto en el que los contratistas tuvieron que pagar sobornos al menos del 3% de cualquier trabajo público.

– La región de Cataluña nunca ha existido como una entidad política independiente. Formó parte del Reino de Aragón, que se fusionó dinásticamente con el Reino de Castilla en 1492 para crear la España que conocemos hoy. No hay «unión», como en el Reino Unido. Cataluña es España lo que Rousillon es a Francia o Cornualles a Inglaterra.

– España es democracia parlamentaria, con una constitución que puede ser enmendada. Una votación sobre la secesión territorial requeriría tal enmienda y el apoyo de una mayoría calificada de españoles.

– Ningún país u organización internacional (con la excepción de Nicolás Maduro en Venezuela) ha apoyado este movimiento.

Entonces, os preguntaréis seguramente ¿por qué el alboroto?

A medida que la economía mejora y el apoyo a la independencia disminuye, los separatistas temen «perderse el tren» y, rompiendo con las leyes españolas y regionales, se han embarcado en una campaña para presentar al gobierno central como «malvado» por no permitir un referéndum regional que no cumple con la constitución (ampliamente aprobada en toda España, incluida Cataluña). Este ruido maquiavélico también oculta los escándalos regionales de corrupción e intenta presentar a los separatistas como víctimas en las próximas elecciones generales.

octubre 5, 2017 a las 3:17 pm por Agustín Barahona
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