«Hay gente que piensa que la mayoría de los problemas los resolverá el tiempo sólo porque los ciudadanos tenemos derecho a que eso se resuelva y porque hay supuestamente organizaciones internacionales que tienen encomendada la protección de esos derechos. ¡Qué equivocados y engañados están!
La verdadera cuestión no es que los problemas se resuelvan, sino cuándo. Si se resuelven dentro de 200 años habrá cambiado para muy mal la faz del planeta. El tiempo, a pesar de que mucha gente intenta autonegárselo para no sufrir con su propia conciencia de la realidad, es un factor determinante para que la mayoría de las cosas puedan producirse sin infinitos daños colaterales caotizantes. Los derechos publicados cuando no se ejecutan son sólo un medio para engañar a los propietarios de esos derechos, para que no reaccionen confiando en la espera de que es sólo cuestión de tiempo que algún día los respeten.
Pero la historia, la lógica y, por tanto, el buen juicio, muestran que nada más lejos de la realidad. O hacemos nosotros que los respeten o el «hoy no se arregla esto, mañana sí» seguirá perpetuamente enclavado a la entrada de nuestro mundo.» [Agustín Barahona]
Además, si las noticias que salen en los medios de comunicación son la punta del iceberg, y todas ellas muestran que lo que se está haciendo es esquilmar la civilización para agotarla y hacerla sumisa a los poderes económicos, estamos viendo todos los días un paulatino desmantelamiento de nuestra casa ante nuestros ojos y bajo nuestros pies sin que la mayoría de los propietarios reaccionen o digan o hagan nada. El futuro, pues, es muy predecible y sin bola de cristal.