«Cualquier persona inteligente se ha dado cuenta ya hace mucho tiempo de que los sistemas oficiales de encuesta pueden ser usados por la ciudadanía como un arma a su favor para desorientar al poder de turno. Basta con declarar en la encuesta lo que se necesita que el poder crea para así poder después dar la sorpresa efectiva y efectista en el mundo ‘real’. Así pues, las encuestas como dispositivo para pulsar la opinión de la ciudadanía hace tiempo que no deberían ser un instrumento fiable para cualquier poder inteligente que se precie. El efecto es algo parecido a ser espiados y saberlo sin que el enemigo sepa que se sabe: se puede usar al espía para que el enemigo crea cualquier cosa que el espiado desee que crea.» [Agustín Barahona]
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