«Dicen que eres realmente libre cuando del total puedes elegir lo que quieras, no entre sólo lo que otros seleccionan para ti. Nunca he entendido por qué para el porcentaje de la declaración anual de la renta que te ofrecen optar a donar a la iglesia o a una ONG no te ofrecen también –o «en vez de»– la posibilidad de donártelo a ti mismo para tu jubilación. Y menos ahora, tal como estamos y buscando prescindir de lo innecesario e injustificable. Me da la impresión de que si donde pone «iglesia» sustituyeran por «jubilación propia», este país tendría algún que otro problema económico ciudadano menos (hay por ahí quienes dicen incluso que si no se diera dinero a la iglesia podríamos jubilarnos a los 60 años, y si uno hace números…). No entiendo realmente qué le debe el Estado Español a la Iglesia en pleno siglo XXI y, lo que es peor, qué le debemos los españoles como nación como para tener que seguir financiándola en parte. ¿Nos están diciendo que hay que ajustarse a los tiempos que corren –¡y cómo corren!– para justificar los recortes y sin embargo las relaciones con la iglesia católica en un Estado aconfesional no pueden finalizarse definitivamente en virtud de un ajuste a estos tiempos que nos ha tocado vivir? Por esto y por muchas otras cuestiones en las que no voy a entrar ahora solicito a los políticos que la próxima declaración de renta se ajuste a los nuevos tiempos también en este sentido.
Y, por supuesto, insisto, solicito también que cualquier recorte en nuestra capacidad adquisitiva sea aplicado ejemplar y proporcionalmente primero a los sueldos de los políticos. Con cuentas claras y públicas y normas que permitan que se apliquen a todo el mundo dichos recortes proporcionales, no sólo a los que tienen su nómina controlada por ser funcionarios. Y que de no hacerse así utilicemos todos los medios que el Estado de Derecho pone en nuestras manos para no dejar que esos políticos puedan volver a conciliar el sueño hasta que no apliquen, como mínimo, este principio de ejemplaridad y proporcionalidad o hasta que sean cambiados en elecciones generales anticipadas. Y que esto se repita hasta encontrar unos políticos que hagan honradamente las cosas, así nos cueste la vida entera encontrarlos. Si todos participáramos proporcionalmente por igual de las ganancias y pérdidas en esta «crisis» este país sería mucho más fácil de gobernar, en el sentido grande y antiguo del término, y el esfuerzo económico sería mínimo.» [Agustín Barahona]
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