«Los deseos, legítimos o no, no tienen en sí mismos ningún valor normativo en una sociedad. Sólo pueden o bien estar siempre supeditados a las normas aceptadas por todos o bien romperlas de raíz para imponerse a ellas creando el caos… a no ser que se creen unas nuevas normas que todos los participantes estén dispuestos a aceptar de nuevo y en las que puedan tener cabida y curso esos deseos. No hay ninguna otra solución ni caminos tortuosos de engaños o tibiezas intoxicantes sibilinas» [Agustin Barahona]
Agustin Barahona: Si en un país mucha gente desease poder robar sin que nadie se diera cuenta y se argumentase que como es un deseo de muchos debería escucharse para cambiar las normas y dar cabida a ese deseo es obvio que nadie en su sano juicio aceptaría como argumento legítimo y legislativo el deseo sin más por muy numeroso que fuera… a no ser que se quisiera crear entre todos los habitantes de ese país un estado de ladrones disimulados. No es el deseo, ***sino las normas que garantizan las libertades de todos basadas en el bien común lo que debe siempre gobernar un país***.
Santiago Urbana: Buena reflexión!!!