«¡Pareciera que todos lo hubiéramos olvidado!
En nuestra búsqueda por comprender la realidad, es esencial abrazar un enfoque progresivo. Cualquier desviación de este proceso nos conduce a extraviar nuestro juicio. Esto sucede cuando basamos nuestras percepciones en conceptos parciales o imaginarios. A su vez, esto nos lleva a cometer juicios erróneos. Estos juicios no solo afectan lo que creemos haber percibido, sino también nuestras inferencias sobre la realidad.
La Sabiduría se erige como una herramienta crucial en este proceso. Su función es abordar gradualmente la realidad, logrando un enfoque claro y preciso. Esto se hace sin caer en excesos ni quedarse corto y evitando juicios parciales que puedan distorsionar nuestra comprensión. La realidad, en su esencia, carece de inconsistencias. Cualquier inconsistencia que percibimos es una proyección errónea de nuestra parte. Estas inconsistencias son señales de que estamos en el camino equivocado.
La Sabiduría nos permite conocer los hechos sin prejuicios. Es una disciplina de conocimiento que disipa nuestras limitaciones y obstáculos. Nos capacita para ver, comprender y, sobre todo, aceptar provisionalmente esta travesía y el paisaje que nos va mostrando.
La Sabiduría, conocida como Sophía en la antigua Grecia, no es un estado, sino un proceso. Este proceso está motivado por el deseo inquebrantable de conocer la realidad. Los antiguos filósofos lo llamaron Philosophia, el amor o inclinación hacia ese conocimiento llamado Sophía.
En nuestra época, donde la Philosophia cuenta con medios teóricos y prácticos mucho más avanzados que en el pasado, paradójicamente parece haberse desvanecido del horizonte social y psicológico de la humanidad.
Esto hace que desaprovechemos una valiosa oportunidad, ya que solo abrazando una «Ciencia con vocación de Sophia» podemos acercarnos a la ancestral voluntad humana de ser a través del conocimiento, ser en su máxima expresión.
Esta perspectiva nos insta fervientemente a recobrar el enfoque progresivo de la Sabiduría en nuestra búsqueda incesante de comprender la realidad sin prejuicios ni limitaciones.
¡Seamos siempre auténticos aprendices de filósofo!»
[Agustín Barahona]
«It could seem that we all had forgotten!
In our quest to understand reality, embracing a progressive approach is essential. Any deviation from this process leads us to lose our judgment. This occurs when we base our perceptions on partial or imaginary concepts.
In turn, this leads us to make erroneous judgments. These judgments not only affect what we believe we have perceived but also our inferences about reality.
Wisdom stands as a crucial tool in this process. Its role is to gradually approach reality, achieving a clear and precise focus. This is done without going to extremes or falling short and avoiding partial judgments that could distort our understanding. Reality, in its essence, lacks inconsistencies. Any inconsistency we perceive is a mistaken projection on our part. These inconsistencies are signals that we are on the wrong path.
Wisdom allows us to apprehend facts without prejudice. It is a discipline of knowledge that dispels our limitations and obstacles. It empowers us to see, comprehend, and, above all, temporarily accept this journey and the landscape it reveals.
Wisdom, known as Sophia in ancient Greece, is not a state but a process. This process is motivated by an unshakable desire to grasp reality. Ancient philosophers called it Philosophia, the love or inclination toward this knowledge known as Sophia.
In our era, where Philosophia has theoretical and practical means far more advanced than in the past, paradoxically, it seems to have faded from the social and psychological horizon of humanity.
This causes us to miss a valuable opportunity since only by embracing a «Science with a Sophia Vocation» can we approach the ancestral human desire to be through knowledge, to be at its highest expression.
This perspective strongly urges us to reclaim the progressive focus of Wisdom in our unceasing quest to understand reality without prejudice or limitations.
Let us always be true philosopher’s apprentices!»
[Agustín Barahona]
«La así mal llamada música vanguardista o música experimental contemporánea tiene muchos problemas acumulados. Uno de ellos es que vive como allanadora de morada en un nicho sociocultural y artístico que no le corresponde. Y simultáneamente –y por ello–, debido a esa desubicación propia desorientada y desorientante, está dejando de construír su propio nicho. El nicho que por derecho propio sí le correspondería. Esto hace que se perjudique diacrónica y sincrónicamente a sí misma. Pero también hace que a la vez perjudique a los verdaderos dueños de la casa que ha allanado ocupándola. Dueños atónitos por el atropello histórico socialmente consentido y sin sentido.
Para especialistas y personas inteligentes reflexivas es evidente que Música, Comunicación Sonora y Sonorización como arte son cosas distintas. Cada una tiene su lugar en el Olimpo creativo sólo si sigue su camino sin interferencias. Sin usurpar el camino de las demás extraviando y extraviándose.
Así pues, debemos recuperar el norte perdido, así como el lugar de cada uno en la realidad. Porque cuando algo significa todo no significa nada. Y lo que no significa nada termina por desaparecer, como venimos viendo desde los años setenta del siglo pasado. Esta desubicación ha beneficiado la música pop comercial y dañado la verdadera formación civilizatoria fruto de la Verdadera Música.»
[Agustín Barahona]
«The so-called avant-garde or contemporary experimental music faces numerous accumulated problems. One of them is squatting in a socio-cultural and artistic niche that doesn’t belong to it. Simultaneously, due to this misguided dislocation, it fails to construct its rightful niche. This results in a diachronic and synchronic self-inflicted harm. But it also adversely affects the true owners of the house it has encroached upon. Astonished owners, witnessing this historically allowed and senseless encroachment.
For specialists and thoughtful individuals, it’s evident that Music, Sound Communication, and Sound Art are distinct entities. Each has a place in the creative Olympus, as long as they tread their paths without interference, avoiding straying or encroaching on others.
Therefore, we must regain our lost direction and acknowledge everyone’s place in reality. Because when something means everything, it means nothing, and that which means nothing gradually fades away, as we’ve seen since the seventies of the last century. This displacement has favored commercial pop music and harmed the true civilizational development born from the True Music.»
[Agustín Barahona]