«Intentaré hacer aquí un gran resumen de este tema procurando no adentrarme en los infinitos vericuetos que puede presentar y que podrían ser liosos para quienes se acercan por primera vez a esto que conviene siempre tener claro. Para ello, diremos que, en Lógica, saber quién debe probar algo en un determinado tema no es fruto de una decisión arbitraria, sino del propio modo en que la mecánica de la Lógica funciona.
La norma lógica dice que quien pretende que algo extraordinario es cierto es quien debe probarlo, puesto que es mecánicamente imposible probar que no sea cierto. Por ejemplo, si afirmamos que los guarañúes quelónicos existen es imposible demostrar que no existan –incluso aunque sean objetos o entes inventados vacíos por completo de contenido–, y afirmar que existen sólo por el hecho de que a nuestro contertulio le sea imposible demostrar que no existen es precisamente un engaño, una falacia del tipo que analizamos.
Pretender engañar eludiendo/invirtiendo el peso de la responsabilidad de probar algo cuando nos corresponde dicho peso se llama falacia de elusión/inversión de la «carga de la prueba» u «onus probandi». Dicho engaño consiste habitualmente en asumir que algo es verdadero o falso sólo por afirmarlo sin pruebas y pretender que sea el oponente el que las aporte a sabiendas de que es imposible; tanto, que a veces ha sido denominada popularmente como petición de prueba diabólica.
Habitualmente tiene muy fácil solución, pues el motivo de por qué constituye una falacia, un engaño debido a un procedimiento incorrecto no válido en lógica, es muy fácil de entender. Pero si nos encontramos un contertulio irracionalizante y terco, que se niega a aceptar el mecanismo lógico y nuestra declaración de que está usando esta falacia, basta con aplicarle a él con fines didácticos de demostración (anunciándoselo siempre previamente) exactamente lo mismo que intenta con nosotros.
No quiero extenderme más (pues dije en el principio que procuraría hacer un resumen claro), pero a este respecto, y para mis propias demostraciones sobre este procedimiento cuando personas creyentes me decían hace mucho tiempo que como yo no podía demostrar que Dios no existía eso implicaba que existía, 😉 ideé hace décadas unos personajes llamados Los Famosos e invencibles Antidioses de Barahona (véase aquí), ardid didáctico que muestra con la máxima claridad en qué consiste el engaño y bloqueo que produce esta falacia. Basta con intentar objetar cualquier cosa a los Antidioses de Barahona al respecto de sus hazañas 😉 » [Agustín Barahona]
«Las investigaciones sobre algo de muy difícil prueba han de ser siempre mantenidas en secreto porque si la información obtenida con cada entrevistado se compartiese con todo el público los siguientes entrevistados podrían resultar completamente inútiles a la investigación al haber sido contaminados por una información cuyo conocimiento aislado habría podido ser probatorio de constituir una información auténtica. Ya no podría nunca saberse si el siguiente entrevistado sabe algo relevante para la investigación porque es verdad o porque lo ha oído antes.
No hay, por tanto, ninguna conspiración necesariamente tras la declaración de un secreto de sumario o investigación, sino que se trata de un hecho protector del bien que pretende obtenerse. De hecho cuando dicho bien ya ha sido obtenido y no puede ser perjudicado en futuras investigaciones el secreto de sumario o de la investigación se disuelve.» [Agustín Barahona]
«Más allá de la persona que las experimenta no son prueba de nada, a no ser que dichas experiencias, cuando son regularizadas y sistemáticas (es decir, cuando el sujeto tiene la oportunidad de un cierto control sobre las mismas), aporten un conocimiento demostrable que de otro modo sería imposible tener.
Por ejemplo, imaginemos que algunas personas mediante la evolución biológica hubieran desarrollado la capacidad para detectar con la vista colores que no forman habitualmente parte del espectro visual común. Esas personas por su propia experiencia en sí no podrían demostrar poseer esa facultad. Sin embargo, si dicha facultad trae aparejados conocimientos demostrables, como por ejemplo, que los alimentos que contienen tóxicos mortales para el ser humano despiden ese color que sólo ellos pueden ver, estos conocimientos sí podrían servir para demostrar que en verdad se posee dicha experiencia personal e intransferible, debido a esta utilidad que aporta un conocimiento demostrable que de otro modo sería imposible de obtener». [Agustín Barahona]