«No se pueden cambiar las leyes para ajustarlas a las diferencias de la cultura de cada inmigrante que quiera integrarse en la nuestra, porque si esas otras culturas no se pueden ajustar a nuestras normas originales, dimanadas de una forma de civilización razonada y razonable, terminaremos por tener que modificar tantas reglas que no podrá funcionar ninguna. Con sus normas, la cultura a cuya integración aspiran otras debe poder enjuiciar críticamente la corrección y adecuación de los candidatos a formar parte de esa cultura en todo momento –que es lo que debería significar aquí integrar, es decir, asimilarse–.
El multiculturalismo es posible siempre que todas las culturas se ajusten complementaria y armónicamente a las normas que define la cultura receptora principal y original, que es la que dibuja y debe dibujar la sociedad que le es propia y hacia la que desea dirigirse.» [Agustín Barahona]
«Cada vez que se meten con Podemos después de haber hecho este partido un razonamiento o declaración públicos coherentes lo único que consiguen es darle más votos.
Algunos partidos deben de ser memos para intentar hacer creer, a personas inteligentes, que de verdad no entienden lo del minuto de silencio por Siria o que no entienden que Podemos haya preferido declarar que para tomar posturas ante un conflicto no debe ser sólo uno quien proponga su solución y los demás deban adherirse a la misma o ser tachados de antidemócratas y yo qué sé cuántas lindezas más. Por una parte, no existen víctimas inocentes de primera y de segunda, duele que haya que explicarlo; y por otra parte, las posturas han de tomarse entre todos los especialistas y del modo más rápido, de forma que nos garanticemos que todas las alternativas eficientes ofrecidas por los grupos postlíticos [sic] que aportan a los especialistas hayan sido analizadas antes de producir una postura y solución oficiales.
Sea Podemos o sea cualquier otro partido, es una vergüenza repulsiva siempre que alguien propone algo coherente y la caverna responde irracionalmente ¡lejos, herejes! ¡quemadlos!» [Agustín Barahona]