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PRECAUCIONES MINIMAS A LA HORA DE ENJUICIAR NOTICIAS PRESUNTAMENTE CIENTIFICAS - noviembre 15, 2013 por Agustín Barahona

PRECAUCIONES MINIMAS A LA HORA DE ENJUICIAR NOTICIAS PRESUNTAMENTE CIENTIFICAS

Abro facebook y me encuentro con un enlace a una presunta noticia que dice que van a aportarme 30 motivos para no ingerir productos lácteos. Los leo con paciencia todos, de arriba a abajo, y quedo sorprendido por la cantidad de memeces que he tenido que leer y la cantidad de manipulaciones a las que intentan someter al lector. Y hago allí la reflexión a todo el mundo sobre si es que hay que creerse lo que dice ese texto sin más, ya que

1) lo que se dice no viene ni avalado ni demostrado por ninguna institución científica,
2) los dos o tres artículos que han añadido y que proceden del ámbito científico no están relacionados con las 30 cosas que se afirman
3) y además hablan de experimentos basados en hipótesis que fueron refutados o no fueron concluyentes hace ya tiempo, como el de la relación con un gen que afecta al cáncer de páncreas.

En general recomiendo a todo el mundo no creerse absolutamente nada de este tipo de comunicados si no vienen realizados por instituciones científicas y en cuyos artículos se demuestre claramente lo que se afirma –es decir, elaborar una hipótesis, publicarla y no demostrar una inequívoca relación causa-efecto directos en lo hipotetizado no es algo que pueda servir como base para afirmar nada–. También húyase de publicaciones de científicos aislados a quienes la comunidad científica internacional no avala de ningún modo y que además han sido ya refutadas en artículos científicos de esas instituciones. En pocas palabras, hay que leerse un montón de cosas antes de poder tener una mínima certeza de que este tipo de avisos tenga alguna verosimilitud. Generalmente provienen de grupos new age o «alternativos» que se dedican a comercializar productos sustitutorios de aquello que demonizan. ¡Mucho ojo!

Termino recomendando a todo el mundo fijarse también en los años de publicación de los artículos científicos cuando se aporten. Si son antiguos comprobad que la propia institución misma –u otra cualquiera del mismo o superior calibre– no haya seguido investigando posteriormente demostrando que esos estudios anteriores fueran incorrectos, incompletos o no concluyentes. Por lo general, especialmente en los años setenta del siglo pasado, se hicieron muchos estudios sobre alimentación que fueron completamente rebatidos antes de que hubiera terminado la propia década… y a pesar de eso se siguen citando ignorando todo lo publicado después. Igualmente recomiendo distinguir siempre muy bien entre una hipótesis de trabajo no comprobada y una conclusión científica demostrada. La diferencia es como de la noche al día: no tienen nada que ver.

Una última cuestión final: a veces alguna cosa perfectamente sana es quitada de la dieta de gente que tiene algún tipo de enfermedad porque la ingesta de esa cosa sana podría serle perjudicial o porque la estadística podría indicarlo aunque no se sepa a ciencia cierta si existe de verdad una relación causa-efecto. Pero eso no quiere decir que esa cosa sana deba ser perjudicial para el resto de la humanidad. De otro modo, con ese mismo falso razonamiento –usado _ad nausea_ por este tipo de gente que publica cosas como esto de los 30 motivos–, si un médico hubiera dictaminado alguna vez que un paciente con graves problemas cardiacos no debía mantener relaciones sexuales, todo el mundo habría visto esto último como peligroso aunque no tuvieran esa enfermedad cardiaca… y la humanidad estaría desapareciendo por problemas de bajada de natalidad 😉

Agustín Barahona