«Respetad a todas las personas irracionales, incluso con cariño y comprensión, pero no a su irracionalidad. No permitáis jamás que nadie os haga comulgar con ruedas de molino pidiedo que aceptéis jurídicamente cosas irracionales, aunque provinieran del Estado. Empezar a aceptar cosas irracionales en el funcionamiento jurídico-administrativo es lo que ha acabado con la mayoría de las grandes civilizaciones anteriores» [Agustín Barahona]