«Aquellos que creen que se rebate algo con (un icono de) risa es que no se dan cuenta de que es de risa su rebatimiento» [Agustín Barahona]
Nunca he entendido por qué en el ámbito de la divulgación científica se habla de que la fuente de variación evolutiva en la teoría sintética de la evolución moderna son las mutaciones al azar o aleatorias, cuando todos sabemos que el azar no existe ni puede existir en la naturaleza.
Es más, en este tipo de cuestiones de naturaleza bioquímica, cualquier variación que pueda producirse es necesariamente fruto de algún procedimiento mecánico-químico estudiable y evidenciable si nos ponemos manos a la obra, a no ser que no dispongamos de los medidores tecnológicamente adecuados, lo cual no impediría que siguiera siendo cierto que, mientras alguien no demuestre lo contrario, las mismas leyes de la Física que afectan al resto de lo componentes del universo afectan a los componentes bioquímicos del ADN y sus estructuras genéticas.
Por todo ello, las propias posibilidades de combinación entre elementos químicos y el movimiento que estas capacidades determinan junto con otros elementos propios de la naturaleza y completamente medibles –como la fuerza electromagnética– son los que van determinando en la elaboración de las copias de ADN todos los hechos resultantes.
Tan es así que aunque no pudiera aún estudiarse elemento por elemento con algo que nos permitiera ralentizar el tiempo para observar a esos niveles cómo se van produciendo cada uno de los hechos mecánicos determinados por las cualidades inherentes de la naturalea de la materia/energía, siempre sería posible utilizar las matemáticas y las observaciones estadísticas resultantes para determinar contrastivamente qué reglas siguen todas esas patronificaciones (atención, no codificaciones, pues no transmiten ninguna información y hablar de codificación en el mundo genético es otro error de la divulgación científica al que lamentablemente nos hemos acostumbrado todos, a pesar de que también sabemos que es incorrecto, por lo cual hay que disolverlo para siempre lo antes posible) y poder incluso llegar a formularlas, pudiedo ser que fueran motivadas en la propia selección natural –quizá lo más pobable, pues nadie ha demostrado jamás que dicha realidad de la naturaleza tenga excepciones– o, como decía, incluso también en la propia necesidad de combinación predeterminada por las propias cualidades de la naturaleza a nivel bioquímico, a nivel electromagnético o a ambos niveles.
En fin, supongo que había que decirlo y alguien tenía que hacerlo.
Quede pues todo dicho a los efectos que procedan y, por favor, en el futuro, no deje de tenerse siempre en cuenta.
Gracias.
«Entre los clérigos, los hay sacerdotes y los hay san-cerdotes[sic]; reme-dios[sic] en la barca de los primeros pero hostias en la de los segundos, porque no hay cura posible para esos hijos de sotanás[sic] 🙁 » [Agustín Barahona]